El tiempo no pasa en balde y la
edad, los accidentes o las enfermedades no perdonan: es algo asumido por –casi–
todos y todas, pero aún así, nunca nos acostumbramos a despedirnos de nuestros
seres queridos; ni de aquellas personas que, aun no habiendo formado parte de
nuestros círculos sociales, sí que han sido un elemento fundamental de nuestras
vidas y de nuestra educación cinéfila –por atenernos al ámbito temático de esta
columna–. En las últimas semanas nos han dejado personalidades como Christopher
Lee, James Horner o Patrick Macnee; en mi caso, la muerte que más recuerdos me
ha despertado ha sido la de Rick Ducommun: quizás no tan conocido, pero
coprotagonista de una de mis películas favoritas de todos los tiempos: No matarás… al vecino (1989).
Encabezada por un carismático Tom
Hanks, que ese mismo año también estrenaba Socios
y sabuesos (1989) –una de esas cintas ochenteras que no puedo dejar de ver
cada vez que las pillo por televisión–, No
matarás… al vecino (1989) fue dirigida por el gran Joe Dante –Gremlins (1984)– y contaba con un divertidísimo
guión, escrito por la no demasiado prolífica Dana Olsen –responsable de títulos
como Memorias de un hombre invisible
(1991) o George de la jungla (1997)–.
¿Su argumento? Los vecinos de un pequeño barrio de los afueras, algo aburridos,
empiezan a obsesionarse con la idea de que la familia Klopek, recién llegada al
vecindario, pueda estar formada por asesinos…
Póster original de No matarás... al vecino (1989)
El reparto del film, que mezcla a
la perfección los géneros de la comedia y el terror, es de lo que hacen salivar
a cualquier mitómano aficionado al cine de los ochenta: aparte de Hanks, a lo
largo del metraje podemos disfrutar de las interpretaciones de Carrie Fisher
–la mujer del protagonista–, Corey Feldman –el vecino adolescente–, Bruce Dern
–el vecino patriota–, Henry Gibson –el patriarca de la familia Klopek–, Dick
Miller y Robert Picardo –intérpretes fetiche de Dante y aquí basureros– o el ya
mencionado Rick Ducommun –el vecino pesado–. Nacido en Canadá en 1952 y curtido
en el mundo de los monólogos, el actor firmó aquí, sin lugar a dudas, el papel
más mítico de su carrera.
Ducommun protagoniza, de hecho,
algunos de los mejores gags cómicos del film, pero es a Tom Hanks a quien
pertenece el momento estelar de la función: a día de hoy, cada vez que revisito
No matarás… al vecino (1989) –lo cual
ocurre al menos una vez al año–, todavía sigo riéndome como un adolescente cada
vez que su personaje, agobiado por las circunstancias, se ve forzado a
introducir en su boca una galleta seca y una asquerosa sardina, bajo la atenta
mirada de sus vecinos... Ya va tocando verla otra vez.
Rick Ducommun y Tom Hanks en No matarás... al vecino (1989)
Publicado en La Voz de Almería (3-7-2015)
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