sábado, 2 de junio de 2018

De Harrison Ford y Han Solo


A principios de año -o quizás fue a finales del pasado- afirmé que durante estos doce meses iba a intentar hablar de temas lo más variados posibles y, en la medida de lo posible, sin morderme demasiado la lengua. Espero que la columna de hoy sea buen ejemplo de ello...

Disfrutar o no disfrutar. Llevo notándolo hace años: cada vez con más frecuencia las opiniones sobre los últimos estrenos de cine comercial se aglutinan en torno a dos bandos diferenciados. Y es que están quienes despotrican sobre casi cualquier película de superhéroes o del último blockbuster de gran presupuesto y más bien poco corazón/guión. Pero también están quienes afirman que quien no disfruta con tal película de éxito no sabe disfrutar del cine de evasión, para a continuación quejarse de que cuando eramos niños y niñas íbamos al cine simplemente para disfrutar... Este último planteamiento me parece de lo más incoherente: hay películas que no me desagradaban cuando era pequeño y ahora encuentro horribles, pero no es menos cierto que cuando vi en el cine Batman y Robin, Caza legal o La amenaza fantasma, ya era bastante consciente de su dudosa calidad y no me limitaba a 'disfrutar' de ellas porque sí. 

Ford y Solo. Todo esto viene a cuento de Han Solo, el último spin-off de la saga galáctica por antonomasia. He escuchado muchas opiniones, pero casi todas estaban en uno de los dos bandos comentados en el anterior párrafo. Por mi parte, no he acudido al cine con miedo a pasarlo tan mal como con Rogue One o Los últimos Jedi. Pero quiero pensar que el motivo es más romántico: mi devoción por Harrison Ford durante mi época adolescente. Y no digo 'devoción' a la ligera: mi carpeta del instituto estaba llena de fotos suyas, grababa todas sus películas en VHS, compraba todos los libros relacionados con su carrera, mi agenda estaba llena de apuntes o dibujos relacionados con sus películas -incluida sus logros en taquilla- y cuando fui con mi hermano pequeño a ver Lo que la verdad esconde a la Sala 4 de los Cines Imperial de Almería tuve la esperanza de que su personaje fuera 'bueno' hasta que empezaron los títulos de crédito. Decir que mi vida giraba en torno a Ford no sería exagerar demasiado; es por ello que se me hace inimaginable una película de Han Solo sin su presencia. 

PD. Hoy, mientras volvía del trabajo, he escuchado por la radio parte de la moción de censura y me he acordado de cuánto hecho de menos Borgen... 

Otro PD. Algún día tenemos que hablar sobre 'las casas', que es como llamamos en casa -perdón por la redundancia- a los programas que llenan la inmensa parrilla de Divinity. ¿Os viene bien la semana que viene? 

Publicado en La Voz de Almería (1-6-18)

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