Aprovechando la segunda Fiesta del
Cine de este 2015, ayer nos acercamos al cine a ver Marte (The Martian) en
pantalla grande –lo de los títulos de las películas en España es un tema ya muy
manido, pero algún día deberíamos dedicarle unos párrafos…–. Las colas para
sacar la entrada en taquilla eran, como de costumbre en esta clase de eventos,
bastante más largas que de costumbre; me alegró ver allí a un amigo de los de toda
la vida, quien me comentó que se disponía a hacer sesión doble y que había
acudido al cine también el día anterior. Al salir de la proyección –a eso de
las 21:30– pude comprobar que las colas en taquilla eran todavía más numerosas
que unas horas antes.
No me considero un genio de las matemáticas. Y quisiera fiarme de los comunicados de las empresas del gremio, cuando afirman que resultaría inviable bajar los precios de las entradas de forma más regular, y no solo durante la Fiesta del Cine; pero me cuesta mucho. Aun siendo uno de los blockbusters del año, Marte (The Martian) llevaba más de dos semanas en cartelera y lo normal es que en la sala nos hubiéramos encontrado con menos de diez personas; pero casi no había butacas libres, como en el día de estreno de cualquier superproducción. ¿Los motivos? La buena acogida de la película, el evento en sí mismo y… la bajada de precios. Que cada cual saque sus propias conclusiones.
No me considero un genio de las matemáticas. Y quisiera fiarme de los comunicados de las empresas del gremio, cuando afirman que resultaría inviable bajar los precios de las entradas de forma más regular, y no solo durante la Fiesta del Cine; pero me cuesta mucho. Aun siendo uno de los blockbusters del año, Marte (The Martian) llevaba más de dos semanas en cartelera y lo normal es que en la sala nos hubiéramos encontrado con menos de diez personas; pero casi no había butacas libres, como en el día de estreno de cualquier superproducción. ¿Los motivos? La buena acogida de la película, el evento en sí mismo y… la bajada de precios. Que cada cual saque sus propias conclusiones.
Marte (The Martian) (2015)
Repito que no me considero un genio
de las matemáticas. Pero esta vez las estadísticas no fallaron: cuanta más
gente en el cine, mayores posibilidades de experimentar esa clase de
situaciones que me hacen desear refugiarme para siempre en el salón de mi casa.
Para no romper con la tradición, parte de nuestros asientos –numerados– estaban
ocupados y conseguimos que el grupo de personas en cuestión se cambiase de
sitio –concretamente, un asiento a la derecha–, aunque casi como si nos hicieran
un favor… Y, por supuesto, no faltaron los espectadores que, en las filas de
delante, no paraban de deslumbrarnos con sus pantallas de móvil, mientras
ojeaban la cuenta de Whatsapp.
Quedan solo unas líneas de columna y ustedes se preguntarán ‘¿Pero, y qué te pareció la película?’. Pues lo cierto es que esta es una de las ocasiones –menos de las que podría parecer– en las que debo incorporarme al sentir contracorriente, ya que no me apasionó lo más mínimo y estuve a punto de mirar el reloj en varias ocasiones. Hubo cuatro o cinco momentos aislados –sonrisas, miradas, notas musicales– que despertaron en mí algo de complicidad, pero poco más. Ningún detalle visual a destacar. Ningún plano para la posteridad. PD.: querida Mackenzie Davis, no escuches tu doblaje al español…
Quedan solo unas líneas de columna y ustedes se preguntarán ‘¿Pero, y qué te pareció la película?’. Pues lo cierto es que esta es una de las ocasiones –menos de las que podría parecer– en las que debo incorporarme al sentir contracorriente, ya que no me apasionó lo más mínimo y estuve a punto de mirar el reloj en varias ocasiones. Hubo cuatro o cinco momentos aislados –sonrisas, miradas, notas musicales– que despertaron en mí algo de complicidad, pero poco más. Ningún detalle visual a destacar. Ningún plano para la posteridad. PD.: querida Mackenzie Davis, no escuches tu doblaje al español…
Marte (The Martian) (2015)
Publicado en La Voz de Almería (6-11-2015)
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