Reconozco
que le tenía muchas ganas al segundo largometraje del director y guionista
Peter Strickland -mi próximo objetivo será su último trabajo hasta la fecha, The
Dukes of Burgundy, uno de los 'miles' de títulos que no tuve tiempo de ver
durante el Festival de Sitges 2014-. ¿Una película sobre las problemáticas
experiencias de un ingeniero de sonido británico casi cincuentón, envuelto en
el proceso de post-doblaje de un film italiano hiperviolento del que no
llegamos a ver ninguna imagen -aparte de sus créditos iniciales-? Pónganme
media docena al año, por favor.
Protagonizada por Toby Jones -perfecto en su personaje- y ambientada en una Italia 'atemporal', la trama de Berberian Sound Studio (2011) se desarrolla casi íntegramente en dos únicas localizaciones: el estudio de sonido en el que Gilderoy -Jones- realiza su labor y la habitación en la que descansa por las noches; a su llegada al país del cine giallo el protagonista es recibido casi como un auténtico ídolo, pero con el paso de los días, los cada vez más frecuentes encontronazos con el productor y otros miembros del equipo, así como la extrema violencia de las imágenes con las que debe trabajar, van haciendo mella en él y provocando que empiece a confundir ficción y realidad.
Protagonizada por Toby Jones -perfecto en su personaje- y ambientada en una Italia 'atemporal', la trama de Berberian Sound Studio (2011) se desarrolla casi íntegramente en dos únicas localizaciones: el estudio de sonido en el que Gilderoy -Jones- realiza su labor y la habitación en la que descansa por las noches; a su llegada al país del cine giallo el protagonista es recibido casi como un auténtico ídolo, pero con el paso de los días, los cada vez más frecuentes encontronazos con el productor y otros miembros del equipo, así como la extrema violencia de las imágenes con las que debe trabajar, van haciendo mella en él y provocando que empiece a confundir ficción y realidad.
Póster de Berberian Sound Studio (2011)
El film de Strickland tiene muchos aspectos a destacar -y un desenlace quizás algo anticlimático pero consecuente con su ritmo interno-: uno de los más atrayentes es que nos introduce de lleno en un proceso tan misterioso como fundamental en el mundo del cine: la confección de la banda sonora -la cual incluye no solo la música sino también los efectos de sonido que acompañan una película-; el progresivo enrarecimiento de la historia -hasta límites desquiciantes-, el impecable apartado técnico y los continuos juegos metacinematográficos son dignos de alabar, pero nada supera el ver a Gilderoy golpeando verduras y frutas maduras para conseguir los sonidos necesarios para ambientar todo tipo de escenas violentas...
PD.:
para terminar, un pequeño offtopic: es un placer -al menos para
un amante del séptimo arte- pasar en coche por Tabernas y comprobar que el
mítico desierto sigue respirando cine por los cuatro costados; actualmente, el
equipo técnico y artístico de Penny Dreadful se encuentra allí rodando
parte de su tercera temporada, y las decenas de caravanas que hay instaladas
justo al lado de una de las gasolineras de la zona son buena prueba de ello. La serie de Showtime se une así a Juego de
tronos, Assassins Creed, Exodus o Doctor Who en la
larga lista de producciones que están ayudando a dar forma a la nueva -y
renovada- 'Almería de Cine'.
Imagen promocional de Penny Dreadful
Publicado en La Voz de Almería (5-2-2016)
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