domingo, 17 de septiembre de 2017

"It" vuelve a lo grande















Hace unas semanas encontré a muy buen precio la edición física de la miniserie televisiva de 1990 basada en It, la novela de culto de Stephen King, y dado que no había tenido nunca la oportunidad de verla, tardé poco en adquirirla. Llegado el momento de la verdad, lo que empezó como una divertida sesión de cine en familia acabó convirtiéndose en todo un reto: no nos estaba entusiasmando -por ser generosos-, pero si la habíamos empezado, teníamos que terminarla como fuera… La primera parte nos entretuvo y el Pennywise de Tim Curry nos fascinó, pero las lagunas argumentales de la segunda mitad pusieron a prueba nuestra paciencia.        


El domingo pasado le tocó el turno a la nueva versión, dirigida en esta ocasión por Andy Muschietti -cuyo debut en el largometraje, Mamá (2013), ya pasó en su momento por esta columna-. No me andaré por las ramas: lo pasé ‘de miedo con miedo’, como solía decir el gran Juan José Plans. Larga -en el mejor sentido de la palabra-, entretenida, de excelente factura, con un reparto juvenil en estado de gracia y un villano lleno de tics pero igualmente resultón, It define a la perfección lo que debería ser un blockbuster de terror y ofrece al aficionado al género un auténtico carrusel de terror, humor y drama; ¿para cuándo la segunda parte…?

El día anterior al visionado de IT me armé de coraje y, de un tirón -que ambas rondaran los noventa minutos de metraje fue un aliciente-, taché de mi lista de ‘películas de terror pendientes’ dos films recientes que no han pasado, preciosamente, a la historia del género: The Possession / El origen del mal (2012) y La horca (2015), enésimo film sobre posesiones demoníacas -aunque esta vez tomando como partida el imaginario judío- y un found footage adolescente de presupuesto y escenarios mínimos, respectivamente: en comparación con ellas, el film dirigido por Muschietti gana todavía más puntos. Eso sí, confieso que La horca no me pareció la peor cinta del subgénero, como había leído hasta la saciedad.

PD. Escribir esta columna no ha sido tarea fácil… Mientras escribo estas líneas voy dándole vueltas a la recién anunciada programación del próximo Festival de Sitges -que, como bien me comunicó mi amigo Evaristo Martínez, este año incluye una película rodada en Almería, el thriller desértico Dhogs (2017)-; este fin de semana será el momento de encajar horarios, descartar sesiones -no es raro que las cintas que uno tiene más ganas de ver se proyecten a la vez o con escaso margen de tiempo- y ultimar el croquis que permitirá al fan del fantástico sobrevivir al Festival viendo el mayor número de films sin desfallecer de hambre o sueño.     


Publicado en La Voz de Almería (15-9-17)

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