sábado, 2 de abril de 2016

Batman v Superman















Nunca he tenido la oportunidad de leer un cómic o novela gráfica sobre superhéroes; soy consciente de las innumerables virtudes de la última trilogía de Batman, pero nunca me ha terminado de ‘enamorar’; las películas de Marvel Studios me suelen parecer -con excepciones- productos entretenidos pero con escaso margen de revisionado; entre mis películas favoritas -esas que reviso una y otra vez- no hay ningún blockbuster, pero soy un defensor a ultranza del cine-espectáculo -en esta columna no he tenido apuros en afirmar que las últimas entregas de ‘Mad Max’ o ‘Star Wars’ me humedecieron los ojos-; y siento especial predilección por las historias ambiguas, complicadas y/o agridulces.
Batman v Superman (2016) ha recibido un severo varapalo a manos de buena parte de la crítica internacional, y aunque considero algo más arriesgado valorar su recepción por parte del público, está claro que no ha recibido un apoyo unánime. Entre los defensores de la cinta, hay quienes afirman que muchas críticas negativas proceden de personas que, o son fans de la factoría Marvel y/o de Christopher Nolan, o no valoran el cine como puro entretenimiento, o no aceptan historias de superhéroes con un enfoque serio y libre de chistes fáciles: con el párrafo anterior quería dejar claro que no me considero partícipe de ninguno de estos hipotéticos grupos de opinión.


Batman v Superman (2016)

En mi caso, simplemente, la película no me ha gustado; no me ha emocionado ni me ha fascinado. Acudí a verla bastante predispuesto, en buena compañía y en las mejores condiciones posibles: imagen 4K, sonido Dolby Atmos y versión original subtitulada. Antes de entrar a la sala me dije a mí mismo: “en el peor de los casos, disfrutaremos del espectáculo”; pero lo primero que les dije a mis compañeros de butaca tras acabar los créditos finales fue: “qué desastre”. Mentiría si dijera que no encontré elementos interesantes o con cierto potencial -casi todos relacionados con Batman-, pero ello no evita que mi sensación general sea de ‘decepción’. Los motivos… a continuación.
Un guión lleno de fallos, al que se le ven en exceso las costuras y reescrituras, y que introduce de la forma más chapucera posible el futuro universo cinematográfico de Warner/DC; un montaje incapaz de vertebrar dignamente las diferentes tramas de la película; unas escenas de acción con los mismos problemas de casi cualquier blockbuster contemporáneo -ambientación nocturna y/o lluviosa, nula implicación emocional, etc.-; unos personajes con los que me es casi imposible empatizar; etc. Ahora bien -y esto es algo que me gusta dejar claro siempre que hablo sobre el séptimo arte-: es tan solo ‘mi’ opinión.

En los cines Phenomena (Barcelona)

Publicado en La Voz de Almería (1-4-2016) 

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