domingo, 29 de marzo de 2015

El mundo es un pañuelo



Para cualquier persona aficionada al cine residente en Almería, existe cierto placer en saber que, a lo largo de las últimas décadas, han pasado por esta provincia innumerables estrellas y figuras del séptimo arte; y es que, aún en el caso de aquellos y aquellas que -ya sea por cuestión de edad u oportunidad- no tuvimos ocasión de acudir al rodaje de títulos míticos como Lawrence de Arabia (1962) o Indiana Jones y la última cruzada (1989), ni de ver en persona a intérpretes y cineastas como Clint Eastwood, Nicholas Ray, Sophia Loren, Sean Connery, Lucio Fulci o Rita Hayworth, resulta emocionante pensar que todos ellos pisaron, en su momento, la capital o el desierto de Tabernas.
Considerado por buena parte de la comunidad cinéfila como el mejor spaguetti western dirigido por Sergio Leone -o incluso como la mejor muestra de todo el subgénero-, Hasta que llegó su hora (1968) ambientó buena parte de su metraje en tierras almerienses, trayendo hasta nuestra provincia a actores y actrices como Claudia Cardinale -ya bautizada en el western con Los profesionales (1966)-, Jason Robards -el futuro padre del personaje de Tom Cruise en Magnolia (1999)-, Charles Bronson -casi recién salido del rodaje de Doce del patíbulo (1967)- o el mismísimo Henry Fonda -aquí en uno de sus escasos roles de villano, que no el único o el primero de su filmografía.
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Hasta que llegó su hora (1968)
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Más desapercibida pasó la presencia de un joven de diecisiete años que, solo una década después, se encargaría de dirigir una de las comedias más taquilleras de la historia: Desmadre a la americana (1978); hablamos de John Landis, el responsable de films como Granujas a todo ritmo (1980) o Un hombre lobo americano en Londres (1981), y del mítico videoclip de Thriller (1983) protagonizado por Michael Jackson. No obstante, a finales de los años sesenta el futuro cineasta se dedicaba a saltar de un rodaje a otro realizando todo tipo de labores, y en Hasta que llegó su hora (1968) ejerció, entre otras cosas, como especialista de acción en varias escenas de riesgo físico. 
Durante aquellas semanas de rodaje en España -el equipo también visitó Granada-, Landis tuvo ocasión de conocer a dos de los guionistas del film, por entonces aún no demasiado famosos: Bernardo Bertolucci -El último tango en París (1972)- y Dario Argento -uno de los padres del giallo italiano, gracias a títulos como El pájaro de las plumas de cristal (1970)-; décadas después, este último realizaría un cameo en una de las películas más desconocidas del propio Landis: Sangre fresca (1992). Y es que, en lo que se refiere a esta 'Tierra de Cine' llamada Almería, a veces el mundo es un pañuelo...
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Sangre fresca (1992)
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Publicado en La Voz de Almería, 27-3-2015

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