Se hace difícil, después de unos días marcados por una de esas noticias insoportablemente tristes y en los que Almería ha copado portadas e informativos, pero toca volver a hablar de cine y televisión -a veces únicos reductos para huir de la tragedia y crueldad (in)humana...
La forma del agua. Llego tarde a la función, pero confirmo que al final pude ver el último trabajo de Guillermo del Toro unas pocas horas antes de que el film consiguiera, entre otras, la estatuilla a Mejor Película. Como le dije a alguien ese mismo día, no me 'cambió la vida', pero me gustó bastante. Quizás mi mayor problema tiene que ver con su guión -la clásica caída de ritmo después de un portentoso segundo acto- y con el reparto de tiempo en pantalla -hubiera preferido más historia de amor y menos trama de espías-, pero escenas como la que termina con el rostro de Michael Shannon iluminado tras un corte de luz, el insuperable diseño de producción o el cariño de Del Toro para con sus personajes hacen que me olvide de ello. Además, no todos los días triunfa en los Oscars una película que visibiliza la masturbación femenina, que muestra un romance inter-especies y que incluye planos de automutilación.
Women Power. Comento esto justo después del exitoso 8-M, pero es algo que llevo pensando mucho tiempo. Hace unas semanas, a mitad del visionado de Crudo (2016), tuve la sensación de que estaba dirigida y/o escrita por una mujer, algo que confirmé nada más aparecer los títulos de crédito. Y es que, casualidad o no, en los últimos tiempos aquellos thrillers o películas de terror que más me han impactado, y que más emociones me han hecho sentir, estaban realizados por directoras: Marina de Van -En mi piel, Don't Look Back-, Jennifer Kent -Babadook- o la propia Julia Ducournau -Crudo- son las primeras que me vienen a la mente. De hecho, uno de mis sueños literarios sería acometer un ensayo colectivo sobre este tema...
Y entonces llegó Rita. Estos días ando terminando la serie Borgen, y aunque aún estoy acostumbrándome al nuevo 'mapa' emocional y político planteado por el capítulo 21, de lo que más me acuerdo ahora mismo es del episodio de la segunda temporada en el que empezó a intervenir -dando vida a un personaje secundario pero vital- Mille Dinesen, protagonista de la única otra serie danesa que he visto en mi vida, Rita. Para colmo, capítulos después apareció también Peter Gantzler -su ex-marido en aquella otra serie-... PD.: acabo de descubrir que el reparto de una de mis eternas películas pendientes, The Duke of Burgundy, está encabezado por Sidse Babett Knudsen, protagonista de Borgen. Razón de más para terminar de decidirme.
Publicado en La Voz de Almería (16-3-18)